martes, 4 de octubre de 2011

Crisis carcelaria en Venezuela impulsa soluciones en Colombia


Por Angélica García, Juan Manuel Reyes y Lorena Beltrán.

En Venezuela existen 34 establecimientos penitenciarios que albergan alrededor de 45.000 personas. Una muestra del hacinamiento en las cárceles venezolanas la da el centro penitenciario de La Planta, construido hace más de 46 años, en el que se alojan unos 2.436 presos en un espacio diseñado para 350. Conforme a ello, el país petrolero cuenta con uno de los índices de violencia carcelaria más altos en la región: “476 muertos y casi 1.000 heridos el año pasado, según datos de la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Prisiones, frente a la suma de 89 decesos en las prisiones de Brasil, México y Colombia”.

La población de las cárceles en la República Bolivariana integra desde ladrones, estafadores y traficantes de estupefacientes, hasta homicidas y violadores. La sobrepoblación en los establecimientos penitenciarios, sumada a la saturación en los procesos judiciales y al contrabando de drogas y armas, ha hecho que el sistema penitenciario de Venezuela se convierta en uno de los más ineficientes del continente suramericano, a tal punto que el gobierno de Hugo Chávez debió liberar 20000 detenidos que no contaban con su condena, con el fin de descongestionar las prisiones.

Expertos afirman que la lentitud en los tribunales –que tienen a más de dos tercios de los presos esperando juicio-, funcionarios corruptos, la falta de nuevas instalaciones penitenciarias, el ascenso en el número de reclusos, el hacinamiento, y la ineficacia en la administración pública, son algunas de las causas del aumento de la violencia en las cárceles.

La situación en Colombia no es muy diferente, de acuerdo a un abogado que realiza investigaciones en las cárceles y pidió que no se revelara su nombre. “El país sufre de un gran hacinamiento en las cárceles, el cual está siendo paliado con reformas penales como las leyes 750 de 2002 y su reforma del 2004, la cual modificó normas vigentes desde los años 70”, dijo. Así mismo, parte de la solución ha sido crear nuevas cárceles de alta seguridad como las abiertas en Cómbita (Boyacá), Acacías (Meta) y Valledupar en los últimos años, que se unirán a nuevos centros de reclusión que están en construcción.

Los programas de resocialización con los que el gobierno venezolano pretende apaciguar el terror en las prisiones, son dejados de lado por la marihuana y las peleas entre pandillas o distintas bandas mafiosas, en las que se emplean cuchillos, armas ametralladores, rifles e incluso granadas. A comparación, según el abogado experto, “las cárceles colombianas tienen un nivel de premios por buena conducta que incluyen mejores condiciones en la reclusión y disminución del tiempo de condena”, así como castigos como trabajos especiales, restricción a visitas e informes a la autoridad penal, que puede determinar mayores castigos.

Este medio intentó contactar al INPEC, entidad encargada del régimen carcelario en Colombia, pero no hubo respuesta.

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