viernes, 11 de noviembre de 2011

Madres y estudiantes: todo un reto de la mujer contemporánea

Por: Lorena Beltrán y Maria Elisa Ponce

C

omo si se tratara de una doble titulación, Marcela Bejarano debe repartir su tiempo entre ser una dedicada estudiante universitaria y desempeñar el rol de madre. A sus 23 años de edad, esta joven, estudiante de Fisioterapia, se levanta todas las mañanas con la esperanza de brindarle a su pequeña hija un futuro mejor.

Al igual que Marcela, cientos de mujeres, entre los 17 y 25 años de edad, estudian y cuidan a sus hijos. Estas mujeres han logrado ponerse los pantalones y seguir adelante, demostrando una vez más que el amor de una madre no tiene límites. Sin embargo, esta no es una labor fácil, requiere de sacrificio y entrega, razones suficientes para tomar en consideración que la maternidad no es un juego de muñecas.

Desde el embarazo

El período de gestación es determinante. En este la madre experimenta toda serie de sensaciones físicas y emocionales que están estrechamente relacionas con el desarrollo del bebé. De ahí que la maternidad genere cambios en el proyecto de vida, reestructurando metas y objetivos a corto plazo. De acuerdo con un estudio realizado, en el año 2009, por María Estupiñán y Lucía Aponte, “existen diversos efectos psicosociales en universitarias embarazadas que generan crisis y ajustes en la estructura familiar y afectiva de la madre”. Tales efectos tienen que ver con las transformaciones en la vida social, los hábitos alimenticios, y la forma como percibe el entorno cotidiano. “Teniendo en cuenta que en su mayoría los embarazos no han sido planeados, durante el primer mes se mantienen los hábitos comunes a la población universitaria; solo la confirmación del embarazo y su aceptación, producen cambios en la alimentación y el manejo del tiempo libre”.

En este sentido, la madre, quien ahora es conciente del nuevo rol que desempeña, debe lidiar con las presiones que genera la universidad, la familia, y la sociedad: por un lado se encuentran la responsabilidad de dar cumplimiento a los objetivos académicos, y el sostenimiento económico que implica ello; y por el otro, la incomodidad que generan las diferentes críticas de sus compañeros y familiares. Estos factores, junto con una pérdida del apoyo familiar y de la pareja, constituyen, ocasionalmente, las principales causas por las que una madre, en proceso de gestación, abandona la universidad.

¿Cuál es el papel de familia? ¿Y el de la pareja?

Si bien, cuando la mujer se encuentra en embarazo tiene que enfrentar grandes transformaciones, el nacimiento de un nuevo ser constituye para la mujer sortear toda clase de nuevas situaciones incluyendo la de aprender a ser mamá. Cambiar pañales y alimentar al bebé, remplazan de forma prioritaria el leer y hacer trabajos de la universidad. En este punto, las jóvenes madres que se esmeran por estudiar dan un gran salto a la madurez. No sólo porque el rol de madre debe ser equilibrado con el de estudiante universitaria, sino también porque está en juego la estabilidad emocional de la mujer, quien tiene como meta personal el poder convertirse en una profesional exitosa. Por tanto, Marcela, al igual que muchas otras madres que pasan por la misma situación, considera que el papel de la familia y de la pareja es fundamental: “El apoyo de mi familia es muy importante, por que con la universidad y mi hija no me queda tiempo para trabajar, Así que dependo económicamente de ellos; de no ser así no podría terminar mi carrera”.

Según Gerard Lutte, psicólogo francés especialista en estudios sobre la juventud, en su libro Liberar la adolescencia, el embarazo constituye un motivo de conflicto permanente al interior de la familia. No obstante, en algunos casos, la criatura refuerza la cohesión de la familia, a la vez que mejora la relación entre la adolescente y sus padres. El proceso de autonomía de la joven madre se convierte, para la familia, en un incentivo más para apoyarla y darle respaldo. Para Dora, madre de Marcela, el apoyo es determinante para que su hija pueda cumplir con sus expectativas de vida: “Uno siempre quiere lo mejor para ellos, que se superen y logren terminar su carrera. La herencia más grande que uno puede dejarle a ellos es la educación”

Con esto queda claro que el papel que desempeña la familia, como soporte económico y emocional de las madres universitarias, es importante. ¿Pero cuál es el papel que juega la pareja? Andrés, novio de Marcela hace ya tres años, considera que su rol, como padre y pareja, es fundamental: “La figura paterna siempre es importante. Se puede brindar apoyo emocional y moral, que es una de las formas como se reconoce en la otra que la ama y la estima. Colaborarle a la mujer con las actividades del niño, implica que ella tenga acceso a un espacio personal donde pueda desarrollar sus actividades académicas, y no sólo las académicas, otras también. Más que una pareja, somos un equipo”.

De acuerdo con Lina Abello, psicóloga especialista en psicología clínica y social de la Pontificia Universidad Javeriana, la familia desempeña un rol fundamental; no sólo porque de esto dependerá que la joven continúe con sus estudios y con su proyecto de vida, sino también porque con ello será capaz de asumir ambos roles. Del fortalecimiento en las redes de apoyo, tales como la pareja y la familia, depende que ella pueda prevenir emociones destructivas tales como la frustración y depresión.

Sin embargo, a diferencia de Marcela, existen cientos de madres solteras que a pesar de contar con una familia que la apoya, no cuentan con el amor y la comprensión de una pareja estable. Muchas de ellas, son universitarias que día a día deben dividir el tiempo entre el ser madre y universitaria, demostrando una vez más los alcances que tienen las mujeres para llevar a cabo lo que se proponen

En la universidad

Una de las dificultades de ser madre universitaria recae en la distribución del tiempo. “Debo organizarme para ocuparme tanto de lo académico como de la maternidad. Estudio en las noches cuando mi bebé se duerme o en los espacios libres que tengo en la universidad. Debo ser mamá y estudiante a la vez. No puedo descuidar ninguna de las dos cosas”, dice Marcela en un tono que da muestra del agotamiento físico que experimenta a diario.

Para Catherine, estudiante de VI semestre de Sociología, la falta de tiempo debe obedecer al desarrollo de ciertas dinámicas que permitan integrar la crianza de su hija con el proceso de estudio. Catherine ha diseñado sus horarios cada semestre de forma tal que sus clases comiencen a media mañana, para así despertar a su hija Sofía y acompañarla a arreglarse; además procura que estas sean hasta la tarde, con el fin de poder recogerla en el jardín infantil al que asiste y hacer sus tareas, pasando así la mayor cantidad de tiempo posible con ella. Más adelante, cuando Sofía se acuesta a dormir, Catherine se dispone a realizar sus trabajos de la universidad.

Esta rutina es bastante agitada y requiere de un doble esfuerzo por parte de Catherine: “realmente quisiera estar mas con ella. Mis estudios o mi hija; prefiero tratar de equilibrar los dos. Igual siempre le estoy enseñando cositas, tratando seguir el ritmo de la universidad, me aprendo todas las canciones que ella se sabe y le enseño otras. Es algo bonito, además por ahora lo que ella aprende son cosas fáciles y divertidas, y en cuanto a educación como tal, siempre le estoy enseñando, la estoy corrigiendo, la felicito cuando hace las cosas bien. Trato de ser una buena mamá para ella”.

En la universidad se encuentran todo tipo de personajes. Está el metalero, el rasta vegetariano, la feminista consagrada a su movimiento, el anarquista, el socialista, el conservador, entre muchos otros. Sin embargo, entre todos ellos se destaca el personaje de la madre universitaria, El cumplimiento de los deberes académicos depende sólo de ella, eso es claro; pero ¿Cuál es el apoyo que brinda la universidad a esta clase de personajes? Según Marcela “Seria una muy buena idea que dieran un poco mas de plazo para entregar los trabajos, pero si vamos a la realidad, los docentes son muy imparciales con todos los estudiante, tratan a todos por igual ya que tenemos las mismas capacidades. La única diferencia es el tiempo con el que se cuenta y las madres universitarias no somos mayoría”.

Con esto es claro para una madre que a la vez se integra a la vida estudiantil el tiempo debe ser dividido y doblemente aprovechado, pues además de tener el deber de cumplir con sus estudios, son las responsables de sacar sus hijos adelante y velar por su formación. Sin embargo ¿Qué opinan los docentes en todo este asunto? Para Carolina Campalans, docente de Opinión pública e instituciones sociales, de la Universidad del Rosario, “es de vital importancia, para evitar la deserción estudiantil, brindarle herramientas. He tenido la oportunidad de encontrar estudiantes embarazadas, o con hijos, en las aulas de clase. He sido flexible en la entrega de trabajos. Considero que no es nada fácil tener que cumplir con las responsabilidades como madre y como estudiante, a la vez”.

Por otra parte, cabe cuestionar ¿Qué herramientas brindan las instituciones de educación superior para contrarrestar la deserción estudiantil? Pues bien, existen universidades que brindan un apoyo integral no sólo a la madre, sino también al padre que quiera adelantar sus estudios profesionales. Universidades como la Nacional, los Andes, la Fundación Universitaria Juan N. Corpas, el Politécnico Internacional, el Politécnico Grancolombiano y la Pedagógica Nacional, son algunas de las instituciones que ofrecen servicio de guardería y jardín infantil a quienes trabajen o estudien en el plantel educativo. De acuerdo con la la Fundación U. Juan N. Corpas, en una declaración otorgada al periódico El Tiempo, “los índices de productividad y cumplimiento de horario se incrementan en las personas que pueden tener cerca a sus hijos. A sí mismo los usuarios se sienten seguros con el servicio, ya que todas estas instituciones están avaladas por la Secretaría de Integración Social, que regula los estándares de calidad en educación inicial, pedagogía, nutrición, infraestructura y salubridad de los jardines”. Además de las guarderías, algunas de estas universidades cuentan con programas de subsidio y beca para los promedios académicos más destacados.

El esfuerzo viene acompañado de grandes satisfacciones

Mónica es educadora física y tiene 38 años de edad. A sus 18, quedó en embarazo y a los 19 contrajo matrimonio. Debido a la crianza y la adopción de nuevas responsabilidades abandonó sus estudios en psicología. Mientras su esposo trabajaba, a la vez adelantaba sus estudios universitarios, Mónica no sólo se dedicaba a los oficios sino también se consagraba a la crianza de su hija. No obstante, siempre tuvo presente lograr sus metas: “Cuando Tatiana cumplió dos años, ingresó al jardín. Esto me daba tiempo de arreglar la casa y realizar un curso especializado en el manejo de sistemas, a propósito del bum informático de la época. Fue así como logré no quedarme atrás.”

Tras largos 9 años de estudio, en los que tuvo que aplazar varios semestres debido a la difícil situación económica, su esposo logró culminar la universidad. Mónica tuvo la oportunidad de retomar sus estudios superiores, pero esta vez en aquello que siempre la apasionó, la educación física.

Desde el instante en que aprobó el examen de admisión, se levantó cada día a las 3:30 de la mañana. En este tiempo preparaba el almuerzo, y aseaba la casa. Luego realizaba una hora de ejercicio matutino, preparaba a su hija para llevarla a la escuela y finalmente se dirigía a la universidad. Para reducir los costos en transporte, Mónica decidió desplazarse en bicicleta hasta el plantel educativo. Afortunadamente la distancia entre un punto y otro no era tan grande. “En la universidad trataba de aprovechar el mayor tiempo posible. Tenía que repartirlo entre la asistencia a clases, trabajos de investigación y ejercicio físico de resistencia. Al finalizar la jornada, llegaba a casa para recibir a mi hija. Hablábamos sobre lo que cada una había hecho en el día, y luego cada una hacía sus tareas. Por último dormía a eso de las 10 u 11 de la noche”. Con esfuerzo y dedicación, en V semestre obtuvo un alto puntaje; este le permitió ganarse una beca con la cual puedo terminar su carrera. Así fue como logró graduarse a los 33 años de edad.

Para Mónica es imprescindible visualizar que las metas se pueden cumplir. Y aunque existan obstáculos que derrotar, debe predominar ante todo la inteligencia, la perseverancia y la esperanza de un futuro mejor para los hijos. “Cuando una mujer, que es madre, logra culminar sus estudios universitarios y recibe su diploma de graduación, no existe satisfacción más bella que ver a tu hijo hacer parte de ese proceso en el que haz crecido personalmente por él y para él”.

Agradecimientos a:

- Marcela Bejarano Herrera, estudiante VI semestre de Fisioterapia, Institución Universitaria Iberoamericana.

- Andrés Sánchez, Fisioterapeuta, Institución Universidad Iberoamericana.

- Dora Herrera, madre de Marcela y Educadora de profesión.

- Catherine Alejandra Ordóñez, estudiante de VI semestre de sociología de la Universidad del Rosario

- Lina Abello, psicóloga especialista en psicología clínica y social de la Pontificia Universidad Javeriana.

- Mónica Velásquez, Educadora física, Universidad Libre.

“Respete mis pelos, blancos”

 Por: Daniela Rodríguez González y Luisa Vargas Ibañez

“La forma en que se desarrolla la discriminación racial hoy, no es igual a la esclavización que sufrieron los pueblos africanos, pero subyace en todas las formas de racismo una misma ideología; la concepción que determina la inferioridad de ciertas poblaciones debida a sus características biológicas asociadas a su raza. Además esas nuevas formas de racismo tiene expresiones locales […]”[1]


La problemática del desplazamiento forzado en Colombia ha sido una de las más importantes y preocupantes en los últimos años. Se han realizado artículos, libros, boletines y demás estadísticas acerca del tema, pero se hace muy poca referencia con respecto a los procesos de adaptación que inician las comunidades victimas del desplazamiento forzado, a la hora de establecerse en un territorio diferente. En este caso, lo cambios que presentan los afrodescendientes y su cultura a la hora de llegar a otra ciudad que posee costumbres y hábitos distintos.
Los afrocolombianos, pese a representar a una minoría, son las personas que sufren el flagelo del desplazamiento en mayor dimensión que las demás comunidades. En este sentido, AFRODES (Asociación Nacional de Afrocolombianos Desplazados) en su artículo La lucha por nuestro territorio: Desplazamiento, afirma (basándose en las cifras de la Consultoría para los Derechos Humanos –CODHES-) que más del 30% del total de personas internamente desplazadas en Colombia son Afrocolombianas.
La población afrodescendiente constituye el 8% de la población colombiana y el 11% de la población afectada por el desplazamiento forzado interno, en los últimos años, sus territorios han pasado a ser estratégicos, en especial los del Pacífico colombiano, que se caracteriza por ser el territorio en el que se acentúa el mayor índice de población negra, lo que constituye una diferencia de las demás regiones azotadas por el desplazamiento forzado según AFRODES.
Los afro poseen una estructura diferente a la de las demás regiones, lo que nos llevaría a suponer que los procesos de adaptación de afrodescendientes y nuevos receptores, en este caso los bogotanos, es desde un comienzo una problemática y representa un choque entre dos mundos.
Paralelamente a esto, Claudia P. Romero en su libro Condiciones de vulnerabilidad social y acción colectiva de la población desplazada ubicada en Bogotá, afirma que en el momento en que los afrodescendientes se separan de su territorio, se crea una ruptura entre sus relaciones étnicas, comunitarias y familiares y ello desemboca en una perdida para el país en cuanto a la diversidad y riqueza cultural.  Esto porque el paso de condiciones de vida determinada a otras totalmente opuestas, podría generar la transposición de unas costumbres del nuevo circulo social sobre las antiguas y con ello un grupo que sale del mismo territorio y se reparte en lugares diferentes, donde poco a poco terminará por perder su sentido de pertenencia como grupo étnico.
Es indiscutible que las comunidades afrocolombianas, además de ser estratégicamente importantes en el conflicto y por tanto, la etnia más azotada por la violencia, son también un componente indispensable para el país como el conjunto de tradiciones que expresan una cultura propia y por tanto significan una parte de vital importancia en el conjunto de la nación.
En relación a esto, Fabio Colmenares (estudiante egresado de la Universidad del Rosario del programa de sociología) considera que en cuanto a los migrantes afrodescendientes, dependiendo de su edad, entre más "viejos" sean, es más difícil que sus costumbres cambien. Además, afirma que: “El choque cultural es grande. De hecho, es tan grande que creo que se ve reflejado en los ámbitos más notorios de su cotidianidad como las costumbres alimenticias; creo que su dieta tiende a reacomodarse. El sistema público de transporte, las masas movilizándose, el bombardeo mediático, el contraste socio-económico y hasta el racismo pueden afectar gravemente su postura cultural en Bogotá”.
A esto añade que varias de las costumbres de estas personas se van acomodando, pero que los elementos "instalados" en su socialización primaria, incluso permeados hasta su socialización secundaria, hacen que se sientan constantemente como "extranjeros", lo cual influye en su acomodamiento.
Asimismo, discurre que “Si son sistemas familiares los que migran juntos, se crea un círculo de protección de costumbres, si así queremos llamarlo. Es decir, este mismo grupo, toda esta familia, va a estar reproduciendo constantemente las costumbres que el entorno les permita reproducir”.
A todo esto, el choque –según Fabio Colmenares- podría entenderse como la situación en que las costumbres que traen se incrustan en su nuevo entorno social. Esto porque si no existiera choque, simplemente la cultura local se tragaría o se mezclaría o se combinaría con la foránea y este proceso no siempre es exitoso. El mismo hecho que se reproduzcan festividades como “San Pacho” muestra que hay una necesidad de tener a estas personas recordando sus orígenes, pues el encuentro de culturas pone en riesgo esas raíces, afirma.
Por otro lado, Turys Martinez, oriundo de Quibdó y actualmente habitante de la ciudad de Bogotá, contestó a las siguientes preguntas:
1.      ¿Considera usted que el hecho de acentuarse en una ciudad que no guarda relación con sus costumbres genera un choque cultural?
-           Todo tiene su proporcionabilidad, es decir, en algunos aspectos podría haber un choque de costumbres, pero por lo general, a mi juicio, hay una coexistencia de costumbres.  No sé en qué ejemplo podrían chocar, pero sé que sí es posible. Pero por lo general sería como una coexistencia-adaptación.
2.      En lo que respecta a festividades ¿Qué se hace para que tengan continuidad, para que puedan aún conservarse en la distancia?
-Esas son fiestas, de hecho acá lo celebran, se llama "San Pachito" y la alcaldía promueve su celebración como en aras de respetar la costumbre de las personas de allá que residen acá y aún se sienten y están identificados con características propias del chocó, para el caso concreto.

3.      ¿En ningún momento ha sentido que sus costumbres, además de no ser reproducidas por la nueva ciudad, son contrariadas?
-          Un ejemplo de que la costumbre chocaría, es que algunas personas en Quibdó acostumbran (valga la redundancia) a escuchar música a alto volumen sin que nadie se queje. Acá no se puede hacer lo mismo, a cada rato llaman el portero, o una contravención policial o cualquier otra cosa que generaría un choque con las personas de acá que no acostumbran a hacer eso.

4.      En cuanto al transporte y la comida…
-          Si el transporte, etc. A mi acá lo que me ha dado duro pues el transporte, en Quibdó acostumbraba a caminar o moto, vivía muy cerca al colegio, a 7 minutos, acá todo es lejos jajaja.`
-          Yo te lo digo desde mi punto de vista, pero puede haber una persona que sencillamente no pueda adaptarse a una coexistencia de costumbre y en cada momento eso le genere choque.

A todo esto, es evidente que la diferencia y diversidad cultural no es apreciada por el común y en lugar de ello, se da lugar a prejuicios respecto a las personas negras. Según Mara Viveros Vigoya en Discriminación racial, intervención social y subjetividad. Reflexiones a partir de un estudio de caso en Bogotá, la discriminación -entendida como dar a una persona un trato desigual, basado en motivaciones raciales, políticas o religiosas, entre otras- es muy común hacia la gente de raza negra, pero sin embargo es poco notoria.
“A las personas negras no se las ha institucionalizado como "distintas", porque no representan la otredad cultural que la antropología buscaba en los indígenas. En consecuencia, han sido vistas como ciudadanos comunes, ignorando y ocultando las discriminaciones raciales de las que han sido objeto”. Peter Wade (1997).[2]
Asimismo, plantea que el racismo se va adecuando a las nuevas condiciones sociales y pese a que se hable de una igualdad, el establecer prejuicios como que las personas afrocolombianas son "escandalosas" y "problemáticas" no permiten una buena integración en las comunidades. Como un ejemplo de ello propone el caso de Guillermo, el funcionario responsable del trabajo con población desplazada en el ICBF, quien –afirman-tampoco es ajeno a los estereotipos sociales que califican a las personas afrocolombianas como "escandalosas". Según su percepción, fundada en la experiencia que tiene con los niños "afro" que asisten al programa, éstos desordenan el grupo, "forman la recocha y hacen relajo", porque "provienen de regiones donde pueden hacer mucho alboroto". Su comportamiento, nos dice, le ha causado algunos problemas con sus compañeros de trabajo, con los otros niños del grupo y con la propia comunidad, "pues los niños afro lideran el desorden" y son "los más rebeldes". Al no poder expresarse de la misma manera en Bogotá, estos niños manifiestan el rechazo a la falta de libertad que tienen en el programa debido a su forma de comportarse. Por tal motivo, su estrategia para trabajar con ellos ha sido "tenerles paciencia y dejarlos hacer el desorden, pero controlando que no se sobrepasen".

Con respecto a esto Paola Correa, que estuvo establecida durante 3 años en la ciudad de Medellín – en la que según ella existe un alto índice de población negra- , afirma que los afrodescendientes que vivían cerca a su casa eran constantemente corridos de las casas que tomaban arrendadas por la “bulla”. Cuenta que una amiga suya había arrendado a unos costeños negros, pero les tuvo que pedir porque  todo el vecindario se quejó de que hacían fiesta todos los días.
Añade que su hermano constantemente está expresando que “los negros son muy confianzudos y así uno no los conozca, van a pedir favores; además tienen un olor característico y aunque usen perfume, huelen a negro”. Igualmente afirma que: “el dialecto de ellos, como decir “mami”, “reina” y eso…es molesto para algunas personas”.

Así, se crea una tensión entre los migrantes y los receptores: por un lado los migrantes experimentan un choque cuando llegan a otras ciudades, de esta manera según expresa Jorge Luis Vega, migrante de Sincelejo, el choque puede empezar por lo más sencillo, por ejemplo, el empleo de algunas palabras que tienen significados distintos en el nuevo contexto y que generan una ruptura en la comunicación y por tanto, producen una pérdida del léxico autóctono y una adopción de las palabras que suelen ser utilizadas en el nuevo contexto.
Además, manifiesta que, a pesar de esto, existe también una lucha por conservar las costumbres natales y esto desemboca en la razón de que los afrodescendientes, especialmente los migrantes, acostumbren a conformar grupos de personas de color y con ello, diferenciarse de los demás.
Así, basándose en la necesidad de preservar la cultura de los afrocolombianos, en 2008 se llevó a cabo la construcción de un Centro Cultural de Afrodescendientes, donde participaron 122 organizaciones sociales con el apoyo de los institutos distritales de Patrimonio Cultural y de Participación y Acción Comunal (Idpac). Esta casa, está ubicada en la calle 8a. con carrera 9a., justo a una cuadra de la Vicepresidencia de la República, cuenta con un restaurante de comida típica de la cultura afro, una biblioteca, locales comerciales y un auditorio para realizar todo tipo de conferencias, reuniones y demás celebraciones de esta comunidad. De esta manera, este lugar ayuda a estas personas a reunirse y expresarse compartiendo con las personas de su tierra.
También se han creado asociaciones como el colectivo Jóvenes Afrocolombianos por la Paz, Afropaz, adscrito a la Asociación de Afrocolombianos Desplazados: AFRODES, con los cuales se desarrolla el proyecto Escuela de Liderazgo Juvenil Afrocolombiano apoyado por el ACNUR, y financiado por la comunidad de Madrid”[3] para resistir el rechazo y dar lugar a la participación de afrodescendientes en espacios como Altos de Cazuca (territorio ubicado en Soacha, caracterizado por la aglomeración de población en situación de desplazamiento) donde su participación es limitada y sus modos de expresión son circunscritos a los actores armados que preponderan en el territorio.

Historias de guerra: en los ojos de las víctimas

Por: Lorena Mahecha y Lina Salas


La problemática de violencia a nivel nacional por parte de grupos armados al margen de la ley ha dejado en el país 5,2 millones de ciudadanos (cifra aportada por La Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento Cohdes) victimas del desplazamiento forzado de población campesina, al igual que 14.017 soldados heridos y 4.504 muertos en combate durante los últimos 7 años (Cifra publicada por el Ministerio de Defensa Nacional, equivale a un promedio de 1.7 muertos y 5.5 heridos por día). El conflicto armado interno, que después de más de 60 años no encuentra aún una resolución concreta, pone también en evidencia la falta de organización y eficacia estatal, ya que entre trámites burocráticos y bajos niveles de inversión en proyectos de reconstrucción social las víctimas del conflicto no ven resueltas su necesidades ni se ven a sí mismas como una prioridad para el Estado. Ismael Maestre y Fabián Mosquera, habitantes de una comunidad receptora de población desplazada al sur de Bogotá, hacen parte de aquellas cifras y sus historias son las de todos aquellos que han visto su vida alterada por el conflicto armado colombiano.



Ismael Maestre, víctima del desplazamiento forzado desde el año 1997, comenta que desde el año 2004 tuvo que irse a la ciudad de Barranquilla donde creó un barrio llamado Pinar del Rio, el cual fue construido con la ayuda de varios desplazados y liderado por él. El conflicto armado, no solo ha dejado una gran cantidad de victimas sino que además ha dejado estigmas en ellas, al respecto explica que una de las razones por las cuales no habla con nadie externo a su barrio se debe a la falta de confianza generada por el conflicto armado.

Ismael, aunque aún es líder comunitario, atribuye esta falta de confianza no solo al conflicto armado sino a las represalias que podrían tener sobre él si denunciara a los responsables del desplazamiento forzado de la zona. Cuenta además que Alfredo Andrain Correa, sociólogo de la Universidad del Norte, quien realizaba una investigación sobre desplazamiento, fue uno de los personajes que intentó indagar acerca de la verdad de los hechos y actores responsables del desplazamiento en Colombia y explica que no pudo dar información a Correa debido a la falta de garantías se seguridad que este le ofrecía, también comenta que ante las declaraciones que dio en la Personería del pueblo, tuvo que mentir respecto a la pertenencia de terrenos en la zona, debido a las represalias que se podían tomar contra el.

Incluso ahora, tras ser desplazado junto a su familia de Palenque, Aracataca y Barranquilla, el Estado no brinda a Ismael ni a su familia las garantías suficientes para tener un nivel de vida digno en la ciudad o en tierras cercanas a su lugar de origen. Para él, El desplazado pierde el derecho de tener derechos. Señala que hay desplazados y quienes se hacen pasar por desplazados, es decir aquellos que con la excusa de ser desplazados piden dinero en las calles. Para Ismael, las personas que al igual que él fueron desplazados de Palenque, optaron por irse a otras ciudades del país, entre ellas Valledupar, Cartagena, Barranquilla incluso para países vecinos como Venezuela, y señala que pocas personas decidieron irse a la capital del país por razones climáticas y falta de oportunidades. Comenta que debido a su condición de víctima del desplazamiento forzado no le ha sido posible volver a la Palenque, en el departamento de Bolívar, por temor a que quienes los desplazaron arremetan de nuevo contra él y su familia.

El temor a sufrir represalias por parte de grupos subversivos, es la razón principal para que los desplazados se abstengan de contar la verdad de los hechos y personajes responsables, lo cual entorpece el proceso de reparación a las victimas así como a las restitución de tierras, pero no solo la abstención de los desplazados a contra la verdad por miedo a represalias genera esto sino además la insuficiente garantía de seguridad que provee el Estado colombiano a los desplazados.

Si bien la historia de Ismael es compartida por millones de colombianos, no es tampoco ajena a la realidad nacional la historia de los miles de soldados que a diario pierden su integridad física o psicológica como consecuencia de un conflicto en el que las políticas de gobierno protegen más a los victimarios que a las propias víctimas.

Fabián Mosquera, de 23 años, vive en la ciudad de Bogotá junto al resto de su familia, no porque sea su lugar de origen ni de escogencia, sino porque la guerra los obligó a regresar huyendo de los actores armados. Aunque nunca fueron soldados profesionales, Fabián y su hermano Andrés se vieron obligados, a falta de la posibilidad de pagar la libreta militar, a prestar el servicio militar en el sector de Chaparral, Tolima.

En el 2007, durante el proceso de servicio militar obligatorio, Fabián fue llevado a una operación militar en la que el ejército nacional pretendía hallar el paradero de una secuestrada y que, en lugar de su hallazgo, culminó con la muerte de la mayor parte del pelotón y lesiones permanentes para aquellos que, como Fabián, sobrevivieron al ataque perpetrado por el frente 21 de las FARC el 17 de Noviembre .En la emboscada, el camión en el que se desplazaba el pelotón cayó en un campo minado y fue posteriormente atacado por la guerrilla. De los 19 soldados campesinos, que no por elección propia sino como resultado de condiciones económicas poco favorables entraron a las filas del ejército, tan solo 9 sobrevivieron al ataque y todos cuentan aún con las esquirlas que dejaron en su cuerpo las 7 minas que explotaron.

Hoy, 4 años después, Fabián recuerda no solo tristemente ver como caíamos […] como un pedazo de plomo les destrozaba la vida, sino también el doloroso proceso de los últimos 4 años en los que su familia fue desplazada del territorio en el que siempre habían vivido y al que aún hoy no pueden regresar y en los que no les han concedido los beneficios que les son prometidas a las víctimas del desplazamiento forzoso en el país. Aunque las minas y el posterior combate dejaron en Fabián un tumor en el pecho, esquirlas de hierro en todo el cuerpo y lesiones psicológicas que después de 8 meses en un hospital psiquiátrico, tras lo cual renunció al tratamiento, no pudieron ser del todo resueltas, el Estado aún no ha respondido por los daños ocasionados a él y su familia.

A pesar de los 4 años de luchar penal por sus derechos, en el momento la familia de Fabián permanece viviendo en extrema pobreza sin poder regresar a su lugar de origen, mientras que el, que a consecuencia de las pesadillas y las reacciones fuertes que no puede evitar como consecuencia psicológica de la emboscada, no puede trabajar ni conformar una familia independiente a sus padres. La indemnización que recientemente le otorgó el Estado colombiano, y que no desembolsará hasta dentro de otro año, es tan solo de 24 millones, 12 de los cuales debe pagar a su abogado por el proceso llevado, con los cuales no es posible cubrir los procesos médicos que se requieren para la remoción de las esquirlas ni mucho menos para continuar con el tratamiento psicológico, y aún hoy no le es admitida legalmente su pensión militar.

Como las historias de Fabián e Ismael, son otros tantos los millones de historias de soldados, desplazados, niños reclutados forzosamente, secuestrados y desaparecidos que no solo son víctimas de un conflicto armado violento, sino que también son víctimas de la lentitud de la justicia del país, de la falta de asistencia a población vulnerable y de una permanente falta de atención a sus derechos como ciudadanos colombianos.

miércoles, 5 de octubre de 2011

Terremoto pode fazer parte de minha realidade

Viver em Bogotá significa adaptar-se a diversas coisas novas. Sabores distintos, valores diferentes, velocidades que não combinam com as minhas, trânsitos loucos, respeito diferenciado, idioma novo. Novidades com as quais convivo desde 17 de julho deste ano, quando cheguei com muita disposição e ansiedade pelo novo. Mas hoje viverei algo extremamente novo para mim: uma simulação de terremoto.

Bogotá fica nos Andes, uma região sujeita a terremotos, pois a placa tectônica daqui está em constante movimento. Chile já sofreu com terremotos. Peru já tremei pra valer. Mexico chacoalhou tudo. Até Os Estados Unidos, com tanta proteção fronteiriça, já foi "invadido" por tremores de terra. Na Colômbia tem uma região que treme todos os dias: Santander. Bogotá ainda não registrou um terremoto, mas vive em constante alerta. Até o edifício onde moro é uma construção anti-tremor.

Daqui a alguns minutos a cidade vai vivenciar um exercício anti-terremoto. Não sei se participarei, pois neste momento estou no trânsito. Seria importante aprender o que fazer, ainda que não quero precisar aplicar as lições. Deve ser uma sensação horrível, 1000 vezes o que sinto com labirintite. Tomara que não passe nunca.



O trânsito está confuso pelo exercício de hoje

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Location:Entrada A La CL24A,Bogotá,Colombia

martes, 4 de octubre de 2011

Polémica por penalización del aborto en América Latina

En México y Colombia se reanuda el debate sobre viabilidad y constitucionalidad de las reformas a favor de la penalización

Por: María Elisa Ponce de León, Luisa Vargas, Guillermo Ospina y Lina Salas


A partir de las reformas presentadas por los estados de Baja California y San Luís Potosí de México el pasado mes de abril, se inició este 27 septiembre un debate en la Suprema Corte de Justicia mexicana que discute si la penalización del aborto resulta inconstitucional. Sobre los mismos argumentos a favor de la penalización, el partido Conservador colombiano pasó el pasado 24 de Febrero un proyecto de ley, el cual ha dado lugar a nuevos debates en el Congreso a lo largo del año.


Aunque la Corte Constitucional de Colombia, por medio de la sentencia 335 de 2006, aceptó la despenalización del aborto en tres casos (si hay una violación, si el embarazo representa un riesgo para el bebé o la mamá, o si al bebé se le detectan malformaciones de tipo físico o psíquico). El 24 de Febrero de este año el presidente del partido conservador, el senador José Darío Salazar, radicó un proyecto de ley en el congreso con el que pretende que el aborto sea penalizado en cualquier caso. La reforma busca que sea reformado el artículo número once de la constitución, con el fin de que en este se reafirme la protección de la vida humana desde la fecundación hasta la muerte.


Por su parte la Iglesia Católica acepta esta propuesta de Salazar. Monseñor German Pinilla, Capellán de la Universidad del Rosario, afirma que la aprobación del aborto en cualquier caso es inconstitucional. Colombia al ser un estado de derecho, tiene entre sus principales funciones la de proteger la vida humana, por lo que consideran el acto del aborto representa una contradicción y un peligro para los derechos humanos.


En contraposición a la idea del partido conservador y la iglesia el colectivo de fundaciones La mesa por la vida y la salud de las mujeres cree que en la posición de Salazar se ignoran los derechos y la autonomía de las mujeres. Esta organización no busca que todas las mujeres aborten sino que tengan la posibilidad de decidir y denuncian que las entidades de saludes, tanto públicas como privadas, no están prestando el servicio de aborto como lo estipula la ley. Debido a esto ofrecen un consultorio jurídico gratuito en el que se les brinda asesoría a las mujeres frente a este tema. María Antonia Alvarado representante de esta organización, comenta que se llevan cuarenta años de lucha para exigir más autonomía plena hacia la mujer frente a sus cuerpos, ya que ni los conservadores, ni los médicos, ni los jueces pueden tomar decisiones frente este tema.
En cuanto a dos estudiantes entrevistadas en la Universidad del Rosario, se encuentra una empatía con la defensa del aborto en los 3 casos, aún más afirman que debería despenalizarse en cualquier caso por motivos de salubridad. Contrario a esto, una estudiante apoya la decisión del partido conservador pues considera que, además de ser inconstitucional, va en contra de los derechos humanos.


A todo esto, las opiniones que se han generado con respecto al tema, se encuentran polarizadas en dos sectores: uno apela por la defensa de la vida y otro apela por la autonomía de la mujer y con ello, el derecho de decidir sobre su cuerpo. Este debate representa una fuerte controversia que ha involucrado a todos los sectores de la sociedad y los ha enfrentado. El pasado 29 de septiembre se realizó una audiencia pública para debatir el tema y se concluyó que el proyecto se va archivar, por lo que no se ha tomado ninguna decisión definitiva frente el tema y se aplaza su determinación.


http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=334885&Itemid=1

Protestas masivas se toman Chile

Estudiantes, profesores y padres de familia se unen a las protestas por la reforma a la educación-*

Desde hace 4 meses en Chile se han presentado protestas por parte de estudiantes de universidades y colegios debido a la precaria situacion del actual sistema educativo del país. El objetivo de las protestas  es el subsidio económico  el cual debe asumir el gobierno frente a la educacion publica, es decir lograr la gratuitidad educativa total y no solo básica, como en la actualidad.

Actualmente el 75% de las matriculas es financiada por parte de los estudiantes y solo el 25%  es finaciado por el gobierno. Las protestas, que se  llevan a cabo en forma de cacerolazos, de los ultimos meses han sido las mas violentas y masivas desde el gobierno de Bachelet.

Fue durante el gobierno de Augusto Pinochet, cuando se implanto la reforma educativa  en 1981, la cual eliminó la educacion terciaria gratuita y en 1990 la Ley Orgánica Contitucional de Enseñanza (LOCE) la cual redujo el papel del gobierno a un ente regulador, generando así que el sector privado dominara el sector educativo en su totalidad, conviertiendose la universidad y los colegios en empresas lucrativas.

Al respecto, Paula Cortés, estudiante de Relaciones Internacionales en  la Universidad del Rosario, quien realizó un intercambio estudiantil al pais y testigo de las protestas señalo que en estas se ven desde padres de familia, menores de edad y profesores que se unen a la causa, como rechazo a la negativa del presidente Sebastian Piñera a  transformar al actual sistema educativo.

Las protestas que tienen lugar en Chile durante estos días parten no de una crítica al manejo de recursos económicos, sino que parten de una crítica con un trasfondo ideológico, en el que se plantea que el sistema de educación agrava los niveles de desigualdad.
El problema con la educación Chilena es que un 60 % de la población de estudiantes ingresa a universidades privadas, las cuales cobran entre US$300 y US$1200; esto genera un desnivel educativo dentro del cual una porción de la población chilena carente de recursos, entra a estas entidades educativas y no rinde como debe ser a causa de un bajo nivel estudiantil provocado por las fallas en su educación primaria y secundaria, fallas provenientes del sistema educativo municipal. Con lo cual lo que hacen es perder más dinero, endeudarse con créditos y aumentar los niveles de deserción estudiantil.
El 70 % de los estudiantes en Chile usan créditos universitarios, dentro de los cuales caen en riesgo más allá de la propia deserción, como lo es por ejemplo el comenzar a trabajar y pagar los semestres que alguna vez cursó, lo cual genera una estatus económico paupérrimo.
Aquello de que se considere que el problema es ideológico y no económico, hace que tanto la derecha como en la izquierda en chile prefieran mantener una lógica neoliberal igual, y que por esta razón no se haga caso a las continuas marchas de los estudiantes chilenos.
http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2011/08/110809_chile_estudiantes_2_vs.shtml












Crisis carcelaria en Venezuela impulsa soluciones en Colombia


Por Angélica García, Juan Manuel Reyes y Lorena Beltrán.

En Venezuela existen 34 establecimientos penitenciarios que albergan alrededor de 45.000 personas. Una muestra del hacinamiento en las cárceles venezolanas la da el centro penitenciario de La Planta, construido hace más de 46 años, en el que se alojan unos 2.436 presos en un espacio diseñado para 350. Conforme a ello, el país petrolero cuenta con uno de los índices de violencia carcelaria más altos en la región: “476 muertos y casi 1.000 heridos el año pasado, según datos de la organización no gubernamental Observatorio Venezolano de Prisiones, frente a la suma de 89 decesos en las prisiones de Brasil, México y Colombia”.

La población de las cárceles en la República Bolivariana integra desde ladrones, estafadores y traficantes de estupefacientes, hasta homicidas y violadores. La sobrepoblación en los establecimientos penitenciarios, sumada a la saturación en los procesos judiciales y al contrabando de drogas y armas, ha hecho que el sistema penitenciario de Venezuela se convierta en uno de los más ineficientes del continente suramericano, a tal punto que el gobierno de Hugo Chávez debió liberar 20000 detenidos que no contaban con su condena, con el fin de descongestionar las prisiones.

Expertos afirman que la lentitud en los tribunales –que tienen a más de dos tercios de los presos esperando juicio-, funcionarios corruptos, la falta de nuevas instalaciones penitenciarias, el ascenso en el número de reclusos, el hacinamiento, y la ineficacia en la administración pública, son algunas de las causas del aumento de la violencia en las cárceles.

La situación en Colombia no es muy diferente, de acuerdo a un abogado que realiza investigaciones en las cárceles y pidió que no se revelara su nombre. “El país sufre de un gran hacinamiento en las cárceles, el cual está siendo paliado con reformas penales como las leyes 750 de 2002 y su reforma del 2004, la cual modificó normas vigentes desde los años 70”, dijo. Así mismo, parte de la solución ha sido crear nuevas cárceles de alta seguridad como las abiertas en Cómbita (Boyacá), Acacías (Meta) y Valledupar en los últimos años, que se unirán a nuevos centros de reclusión que están en construcción.

Los programas de resocialización con los que el gobierno venezolano pretende apaciguar el terror en las prisiones, son dejados de lado por la marihuana y las peleas entre pandillas o distintas bandas mafiosas, en las que se emplean cuchillos, armas ametralladores, rifles e incluso granadas. A comparación, según el abogado experto, “las cárceles colombianas tienen un nivel de premios por buena conducta que incluyen mejores condiciones en la reclusión y disminución del tiempo de condena”, así como castigos como trabajos especiales, restricción a visitas e informes a la autoridad penal, que puede determinar mayores castigos.

Este medio intentó contactar al INPEC, entidad encargada del régimen carcelario en Colombia, pero no hubo respuesta.